La vida de Joseph Brill es un milagro. Superviviente del Holocausto, acaba fundando una escuela primaria en el Medio Oeste de Estados Unidos con un sistema educativo creado para triunfar. Su obsesión por la inteligencia es el hilo conductor de esta obra brillante de Ozick. Pero Brill acabará rozando el absurdo escudado en su mente dicotómica: la cima o la nada. Preso de un sentimiento de inferioridad latente, buscará la supremacía del ser en sus alumnos. Solo encontrará mediocridad. Y frente a la mediocridad perforante, narcisismo puro. Sus ansias de superdotación, de poseer o descubrir una mente privilegiada le llevarán a una confusión de conceptos que frustrarán sus ambiciones y elevarán sus delirios de grandeza. Buscará la genialidad creadora donde solo hay brillantez ejecutora. Confundirá alta eficacia con altas capacidades. Falta de motivación con vacuidad personal. Originalidad con rareza. Introversión con lenta nulidad. Pero, ¿qué es la inteligencia? Y, ¿es el sistema educativo occidental válido para potenciar a las mentes más privilegiadas? ¿No es sino el reflejo de una profunda arrogancia pretender mesurarla y juzgarla desde una sola perspectiva? Citando a Brill:
Ad Astra!
Clàudia Muñoz