Les nostres recomanacions i propostes

De nuevo, a vueltas con el narrador de la novela, del género «novela». También con su estructura, su tempo o las infinitas formas que tiene de decirse. Pero, ¿es el texto de Sorrentino una novela? A modo de playground, el autor se sirve de la Gran Depresión de 1929 norteamericana para situar a sus personajes. Les dota de voz y, por qué no decirlo, de cierta coherencia, para después embestirles, resquebrajarles; decirle al lector: este es el teatro, así se lo vamos a contar.

Las relaciones que mantienen entre ellos son igualmente frágiles. Si bien es cierto que no paran de hablar, de quejarse, de berrear y proyectarse la culpa de sus fracasos, el puzle tan solo se completa tras la lectura. Conocemos a Billy, a Tom Thebus, a Mary y a Jack por lo que dicen los unos de los otros, no por lo que dicen de sí mismos. Los silencios –o las mentiras, peor o mejor disimuladas– subrayan la distancia de los lazos que los someten y que les hieren; que les hacen, en definitiva, actuar con impulsividad, haciendo que, en ocasiones, las palabras se les caigan de la boca para nombrar la verdadera aberración estelar. Descubrir, no sin cierto asombro, que nunca se habían mirado a los ojos.

Andrea Toribio