Jacky Fleming es caricaturista, feminista y maneja magistralmente el sarcasmo. Publica regularmente en la prensa inglesa y acaba de ganar el premio Artémisia Humour por retratar con mordaz ironía la representación del «segundo sexo» en la sociedad patriarcal occidental. Heredera, en el trazo, del consensuado «inventor» del cómic Rodolphe Töpffer, las mujeres de Fleming visten enormes faldas y diminutas cabezas, son frágiles y se sitúan siempre en un segundo plano, según la propia autora, a modo de mejor amigo del hombre, después del perro. Fleming juega con nuestros prejuicios e increpa abiertamente a la condescendencia disfrazada de feminismo. El lector feminista se sentirá, primero, incómodo frente a la representación de recurrentes estereotipos machistas pero el denominado segundo grado le situará en un terreno aún más comprometido en el que se planteará cuán cerca está de ese consenso. ¿Es necesario seguir abordando ciertos tópicos desde el humor? La respuesta del New Yorker fue publicar, recientemente, la famosa viñeta de 1996 de Peter Steiner en la que cuatro hombres blancos de mediana edad, sentados en una lujosa sala de reuniones, se preguntan (retóricamente): ¿Alguien aquí no es feminista? La respuesta: No, por supuesto.