Les nostres recomanacions i propostes

¿Os ha pasado alguna vez? Que os estáis bañando en el mar, y el agua esta clara, y en el fondo, debajo de vuestros pies, veis una concha pequeña y blanca, y os sumergís para cogerla, pero cuando volvéis a subir a la superficie lo único que hay en vuestras manos es un puñado de arena, y lo que iba a ser vuestro tesoro ha desaparecido, ya no está -ni en vuestras manos ni en el fondo, donde antes estaba-. Pues esto es Nuestras esposas bajo el mar, una novela que juega al pillapilla con la lectora, “un cuento de hadas gótico y contemporáneo, de un terror sublime”, como apunta Florence Welch en la contraportada.

Julia Armfield, con mucho ingenio, divide la obra en cuatro partes; las mismas cuatro zonas en las que los científicos dividen el océano. Estas son, de menor a mayor profundidad: la zona de penumbra, la zona de medianoche, la zona abisal y la zona hadal (Hades). Y, desde el momento en que nos sumergimos en la lectura, ya no podemos escapar de la presión de este viaje descendente. Porque esta novela va de esto: del mar y de hundirse en él y de después volver a la superficie y que todo sea extraño. Tanto para la persona que hace el nostos como para la persona que no se ha movido del lugar.

¿Es Nuestras esposas bajo el mar una metáfora del proceso del desenamoramiento? ¿Habla, quizás, de la muerte y de lo que hay después de la muerte para quienes se quedan? O quizás no hable de nada de esto y no haga falta ir más allá: es tan simple y brutal como la mutación por la mutación, lo espeluznante por lo espeluznante, la desesperación por la desesperación y el amor por el amor. Queridas lectoras, ante vosotras una proeza de la cultura de la nueva carne, espero que Armfield os deje tan removidas como a mí.