Lo mejor del mes de marzo no es que haya llegado la primavera, lo mejor es que ha vuelto K. O’Neill, la creadora de
La sociedad de los dragones de té, con un nuevo cómic que promete traernos luz en la oscuridad.
La Guardiana de las polillas es la historia de Anya, una niña de la aldea nocturna que se ofrece voluntaria para encargarse de las polillas nocturnas, una especie de vital importancia para la aldea pues son las encargadas de hacer florecer al árbol lunar y el árbol lunar es el que equilibra la vida cuándo el sol se va. Anya tiene que pasar todas las noches con las polillas en la oscuridad y devolverlas a su lugar antes de que amanezca. Está agotada pero no quiere fallar a las polillas porque siente que ese trabajo es para ella, no a todo el mundo le gusta estar solo. Aún así, Anya no está sola, nunca lo ha estado y aunque ser la guardiana de las polillas no es tarea fácil, aunque la responsabilidad es enorme y si algo va mal todo podría desmoronarse, Anya tiene la compañía de sus amigos de la aldea nocturna, la compañía de las polillas, la del espíritu de la noche, la de los fantasmas que se perdieron en la oscuridad, la de sus recuerdos, la del viento nocturno y la de la música de las flores que bailan con él. Así, aunque un día las polillas se extravían, Anya es capaz de volver a encontrarlas y seguir siendo su guardiana. Con esta historia K. O’Neill nos habla de la amistad y la soledad pero también del equilibrio que existe en la naturaleza, de cómo todo está ligado de alguna forma. Con una ilustración preciosa O’Neill nos recuerda que la naturaleza sabe mucho más de lo que a veces somos capaces de percibir y que quizá a veces sólo tenemos que permanecer un rato en la oscuridad.