Les nostres recomanacions i propostes

«Me preparabas el baño, lleno de burbujas de olor dulce. Sacabas unos calzoncillos blancos y limpios y una camiseta y me dejabas sola, para que me frotara la capa de vergüenza (...) Poco a poco me infundías orgullo de nuevo, dejándome ver cuánto me deseabas. Sabías que te llevaría semanas ablandar de nuevo la coraza.»
 
Estamos a pocas semanas del Orgullo y, otro año más, el gaycapitalismo se pone manos a la obra para vender sus productos con banderas arcoiris. Y es que el Orgullo se ha convertido en una cuestión de marketing: «ames a quien ames, el capital te ama a ti». Pero el Orgullo nunca ha ido de eso, y para recordarlo tenemos libros como Stone Butch Blues, que Antipersona ha traducido y editado con el mismo cuidado y ética que le autore, Leslie Feinberg, puso encima de la mesa al publicarlo. Hemos tenido que esperar casi treinta años para leer en castellano este clásico de la literatura de las disidencias, esas mismas disidencias que hoy luchan contra la asimilación del Orgullo por parte del capital.
 
Y es que en los años 70 en Estados Unidos, ser una butch era de todo menos cool. A través de sus páginas entendemos el significado del tan manido concepto de interseccionalidad, de una forma acuerpada, dolorosa y al mismo tiempo empoderante. Jess, una butch judía de clase obrera, nos narra su vida desde su infancia, atravesada por la discriminación y violencia por ser una marimacho, hasta el surgimiento del movimiento de disidencias de cuerpo, género y deseo. Por el camino, Jess aprende a habitar los bares de bolleras, a hormonarse para sobrevivir en un mundo en el que la masculinidad femenina era invivible, a luchar contra la brutal violencia policial (no olvidemos que por aquellos años alguien que no llevaba al menos tres prendas de ropa de su género asignado podía ser detenide), a organizarse sindicalmente e ir a la huelga, a amar y a amarse a sí misme. Y, sobre todo, aprende que en un mundo que descarga una violencia casi insostenible contra nosotres, la única posibilidad de existir es la resistencia colectiva, el apoyo mutuo y los cuidados.
 
Stone Butch Blues es una obra de culto en la que lo trans, lo bollero, lo butch y la clase se encuentran y construyen esa clase de relatos que trazan nuestra genealogía. Es de esos libros que atraviesan la carne y le dan nombre a esas heridas que tenemos aún infectadas bajo capas y capas de vergüenza, abriéndolas en canal para poder sanarlas. Que nos hacen sentir parte de algo, mostrando referentes que aún hoy nos faltan, referentes de resistencia, de vulnerabilidad (al final, ¿qué puede vulnerabilizarnos más que decir que no queremos ser tocades, con todo lo que el cuerpo expresa con ese límite?) y, sobre todo, de aquelles que rompieron la matriz heterosexual, esa continuidad sexo-género-deseo de la que nos habla Butler, y abrieron camino para que hoy podamos seguir luchando.