Los fantasmas nos acechan en todo momento. Jacques Derrida, siguiendo con la tradición psicoanalítica y la crítica de la metafísica de la presencia, otorgó un papel fundamental al fantasma, una figura que no está presente pero tampoco ausente, ni viva ni muerta. En este reino de lo espectral nos sitúa el libro de Lizzie Doten,
Poemas de la vida interior, traducido por primera vez al castellano por Manuel Barea y Miguel Cisneros para la editorial WunderKammer. De repente, la voz de Doten invoca, desde la presencia ausente de la escritura, versos de Shakespeare, Robert Burns y Edgar Allan Poe. Oradora, medium y espiritista, Doten se convierte en estos poemas en voz y medio, a través de los cuales estos autores siguen creando, más allá de la muerte, en este mundo material y finito. A pesar de –o gracias a– la excentricidad y peculiaridad de la propuesta, lo que está en juego en estos poemas y otros textos de la autora es una forma completamente personal de la experiencia religiosa y la espiritualidad. A través de reflexiones sobre la piedad, la vida y la muerte, lo sagrado y el amor, Lizzie Doten revela aspectos tremendamente profundos de la existencia humana y, desde esa potencia de la espectralidad que señaló Derrida, rompe con las tranquilizadoras oposiciones entre razón e intuición, vida y muerte, entre la voz y el silencio.
Sergi Álvarez Riosalido