Les nostres recomanacions i propostes

Ressenya
Thomas Keenan y Eyal Weizman
La calavera de Mengele
Per Autor convidat
3.11.2015

La calavera de Mengele narra el proceso de identificación de los huesos del médico y oficial nazi Josef Mengele, tras su descubrimiento en Brasil, en 1985. Pero el libro no se limita a este relato. Al contrario, la descripción de los esfuerzos de los especialistas para determinar si el esqueleto encontrado correspondía, o no, al criminal de guerra huido, sirve a los autores para alertar al lector de dos tendencias culturales que cobraron forma en paralelo a las investigaciones de Brasil, en los ochenta, y que han alcanzado pleno vigor en la actualidad.
Una, de valor político, tiene que ver con la justicia, la otra guarda relación con la configuración estética de nuestro mundo y presenta un interés fundamentalmente sociológico. La primera advertencia sugiere que, en caso de que se hubiera cometido un crimen en cuya investigación no puedan utilizarse (o no baste con ello) pruebas documentales o testigos que den fe de lo ocurrido, existe la posibilidad de practicar análisis forenses. Una tercera vía que, desde el caso Mengele, ha brindado esperanzas Sobre la impartición de justicia para los afectados por los crímenes de guerra o genocidios, pues abre vías claras hacia la identificación de los cadáveres, el establecimiento de culpas y penas y, en última instancia, la restitución de un orden político. El segundo aviso se refiere al nacimiento de una nueva estética de tipo forense, que permite la reconstrucción de una verdad mediante el uso de distintas tecnologías y recursos dramáticos, visuales y retóricos que hagan emerger lo que antes no existía, una vida con tintes de alegoría. Esta estética domina hoy los gustos populares, como se aprecia, entre otras cosas, en ciertas apropiaciones del lenguaje técnico forense, o en el éxito de las series de televisión donde las técnicas de investigación forense son protagonistas. La calavera de Josef Mengele abrió, de esta manera, nuevos espacios de comprensión del mundo y planteó formas de representarlo desconocidas hasta el momento. El presente libro muestra con claridad el momento preciso de ese cambio.
Una, de valor político, tiene que ver con la justicia, la otra guarda relación con la configuración estética de nuestro mundo y presenta un interés fundamentalmente sociológico. La primera advertencia sugiere que, en caso de que se hubiera cometido un crimen en cuya investigación no puedan utilizarse (o no baste con ello) pruebas documentales o testigos que den fe de lo ocurrido, existe la posibilidad de practicar análisis forenses. Una tercera vía que, desde el caso Mengele, ha brindado esperanzas Sobre la impartición de justicia para los afectados por los crímenes de guerra o genocidios, pues abre vías claras hacia la identificación de los cadáveres, el establecimiento de culpas y penas y, en última instancia, la restitución de un orden político. El segundo aviso se refiere al nacimiento de una nueva estética de tipo forense, que permite la reconstrucción de una verdad mediante el uso de distintas tecnologías y recursos dramáticos, visuales y retóricos que hagan emerger lo que antes no existía, una vida con tintes de alegoría. Esta estética domina hoy los gustos populares, como se aprecia, entre otras cosas, en ciertas apropiaciones del lenguaje técnico forense, o en el éxito de las series de televisión donde las técnicas de investigación forense son protagonistas. La calavera de Josef Mengele abrió, de esta manera, nuevos espacios de comprensión del mundo y planteó formas de representarlo desconocidas hasta el momento. El presente libro muestra con claridad el momento preciso de ese cambio.