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3/8/2014 ISIS perpetró el último de los 74 genocidios que los yazidis han sufrido a lo largo de la historia, y que ha conducido al exterminio de decenas de miles de personas y al éxodo de otras muchas de sus tierras ancestrales en Sinjar (Kurdistán iraquí).
En los 12m2 delimitados por la lona de sus tiendas en los campos de Diyarbakir y Batman (Kurdistán turco), podemos encontrar, entre otras cosas, un vestido, algunas alfombras, una mochila, un gato de cartón, una cuna, o una nevera. Este territorio, al ser habitado, se convierte en un retrato de la familia que vive dentro.
A través de sus teléfonos móviles, alcanzan también un mundo que se extiende más allá de sus tiendas y de las alambradas del campo. Familias divididas entre Iraq, Turquía y Alemania se mantienen en contacto a través de las redes sociales. En sus muros de Facebook, reclaman su identidad Yazidi y el recuerdo del genocidio, pero también comparten anécdotas de su vida cotidiana, felicitan a aquellos que logran llegar a un país seguro, o simplemente actualizan su foto de perfil.
Tras más de cuatro años en los campos, sus vidas giran entre los recuerdos de un pasado que nunca volverá, la resignación a un presente en el que se esfuerzan por construir una nueva cotidianidad, y la incertidumbre de un futuro que no saben dónde los llevará ni cuándo llegará.