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La guerra y el consumo de alcohol y psicotrópicos aparece como una constante en la historia. Desde la antigüedad hasta el presente más inmediato. El homo furens, a su vez, es ineludiblemente un homus narcoticus.

La utilización de drogas en la guerra no ha quedado relegado solo en el ámbito del consumo del soldado, guerrero o terrorista –ya sea para insuflarle mayor valor en el combate o neutralizar las escenas de horror–. Las drogas fueron siempre, también, una arma más en los conflictos armados. Como elemento de financiación de las propias guerras, para debilitar al enemigo o, incluso, como recompensa para los soldados. El profesor polaco Łukasz  Kamieński repasa la historia de la relación de las drogas y la guerra a lo largo de la historia, desde la Antigüedad hasta el presente inmediato.

A partir de múltiples ejemplos, el autor nos muestra su evolución, no solo en el ámbito bélico, sino también su reflejo en el ámbito social, donde la moralidad de su consumo iba por otros derroteros. Así podemos observar la utilización del opio en Grecia y Roma, el hachís en el mundo árabe, el láudano en la Guerra de Independencia americana o la cocaína y las anfetaminas en las dos guerras mundiales. Un controvertido estudio que no permitirá ver el doble rasero de los Estados respecto a la utilización de estas substancias casi tan antiguas como la humanidad.