Les nostres recomanacions i propostes

Quizá, quien se acerque a la sinopsis de la presente obra pueda asustarse por su contenido, pues podemos tener la sensación de que vamos a acceder a un testimonio donde el desgarro y la angustia son los protagonistas del relato. No obstante, esta reseña nace con el impulso de demostrar que ésta primera impresión es errada, pues la letra de Kureishi no surge única y explícitamente como motivo de narración desesperada, A pedazos es un escrito de vida y una forma de resistencia, que toma cuerpo justo cuando el anclaje al mundo parece ser la única alternativa. En este sentido, el papel que juega la escritura en la vida del autor pasa a ser el tema principal de la obra, no solo a nivel formal (como tabla de salvamiento) sino también en contenido, de tal modo que Kureishi muestra en qué medida la escritura y la literatura son vectores que atraviesan su forma de percibir y comprender la vida y la existencia.

Como decimos, éste es un testimonio de vida, y como tal, accedemos a las sinuosidades del pensamiento del autor en el que es el momento más dramático de la misma, desde los primeros recuerdos de la caída hasta la paulatina recuperación de la sensibilidad de su cuerpo. En este dietario encontramos pena y desesperación, pero también ironía y templanza como mecanismos para afrontar (que no superar) el horror que atraviesa al escritor durante todo este periodo. Así pues, nos encontramos con un relato autobiográfico donde constantemente se hace presente el papel de la escritura, y desde ahí conseguimos entender que las ideas se plasman porque no queda otra opción que hacerlo. Desde este lugar entendemos que escribir pues es una tarea, una “urgencia del pensamiento”. En el imaginario de Kureishi quizá, la única vía de escape cuando todas las posibilidades se anulan.