Las pequeñas alegrías

Las pequeñas alegrías
Las pequeñas alegrías supone un hito muy importante en la trayectoria de Fuentes per se. ¿Por qué? Porque nace en un momento delicioso en la escritura de cualquier autor dramático: ese punto de inflexión que combina intuición y técnica a partes iguales y que, a partir de aquí, resonará, esperemos que a voluntad, hacia donde se le antoje; ese preciso instante en el que ahí están, el niño y el viejo que habitan en Fuentes, escribiendo a cuatro manos, llorando y riendo los dos, a veces al unísono, a veces uno sí y otro no. Las pequeñas alegrías es tan formal como informal, tan trágica como cómica, tan teatral como la vida misma.