
«Este libro no tiene tema», nos dice el autor de este poemario. La ironía se da por consumada desde la página cero y el libro avanza de sorpresa en sorpresa, y de cita en cita, por una sintaxis poética muy peculiar. ¿El tema de El tema? Quizás, en el fondo, la resignificación constante de lo que significa escribir cuando la escritura encuentra su vocación en el disfrute autoconsciente de las barreras del lenguaje.