Antropología e Historia

Antropología e Historia
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Intersecciones teóricas
En las páginas de este libro se plantean algunas ideas sobre los encuentros y desafíos entre dos disciplinas, Antropología e Historia, que solo pueden reconocerse como hermanas. Entre los encuentros, las posibilidades que los métodos de una ofrecen a la otra, y las oportunidades que la disciplina más joven ofrece a la más veterana para reinventarse y hacerse más compleja. Entre los desafíos, y solo se han esbozado algunos como la memoria o el cambio social, la necesidad de superar complejos y de abandonar fetiches quizá porque, como otros han dicho antes, quizá estemos ante un falso debate. Recuérdese -se hace en este volumen- la idea de Geertz de que la Antropología Histórica era un guiso de elefante y conejo en el que el sabor del primero ocultaría al segundo, es decir, que de este mestizaje sólo se beneficiaría la Historia. Adviértase, también, que la cuestión clave a integrar entre ambas disciplinas es la noción del tiempo en distintas culturas, debiendo relativizar -y aquí tiene un papel protagonista la Antropología- la idea occidental de un tiempo lineal, idea especialmente adecuada para la industrialización de Europa y para la dominación del resto del mundo en los últimos quinientos años. Una idea del tiempo que, paradójicamente, no se corresponde con la idea que sostienen las Ciencias Físicas, y que, en un orden de cosas totalmente distinto, necesita ser repensado en un mundo globalizado en el que las temporalidades tienden a converger culturalmente.
En las páginas de este libro se plantean algunas ideas sobre los encuentros y desafíos entre dos disciplinas, Antropología e Historia, que solo pueden reconocerse como hermanas. Entre los encuentros, las posibilidades que los métodos de una ofrecen a la otra, y las oportunidades que la disciplina más joven ofrece a la más veterana para reinventarse y hacerse más compleja. Entre los desafíos, y solo se han esbozado algunos como la memoria o el cambio social, la necesidad de superar complejos y de abandonar fetiches quizá porque, como otros han dicho antes, quizá estemos ante un falso debate. Recuérdese -se hace en este volumen- la idea de Geertz de que la Antropología Histórica era un guiso de elefante y conejo en el que el sabor del primero ocultaría al segundo, es decir, que de este mestizaje sólo se beneficiaría la Historia. Adviértase, también, que la cuestión clave a integrar entre ambas disciplinas es la noción del tiempo en distintas culturas, debiendo relativizar -y aquí tiene un papel protagonista la Antropología- la idea occidental de un tiempo lineal, idea especialmente adecuada para la industrialización de Europa y para la dominación del resto del mundo en los últimos quinientos años. Una idea del tiempo que, paradójicamente, no se corresponde con la idea que sostienen las Ciencias Físicas, y que, en un orden de cosas totalmente distinto, necesita ser repensado en un mundo globalizado en el que las temporalidades tienden a converger culturalmente.